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Manuela Sáenz: A Revolutionary Woman

By Yamel Cedeño


Manuela Sáenz and Aizpuru or Sáenz de Thorne

Fondly remembered by Ecuadorians as Manuelita, Manuela Sáenz was born to Spanish parents in the city of Quito in 1797, destined for a life of rebellion in defense of what is right.

Family life limited Manuelita. Her circumstances forced her to choose the life of a revolutionary when, in the year 1809, the Creoles, individuals born in American territory with European parents or heritage, were accused of spreading conspiracies about Hispanic people. This moment in history marked a turning point in the life of Sáenz because of the first hand account of inequality that she witnessed while simultaneously learning about Manuela Cañizares. A woman of many achievements, Cañizares inspired Manuelita as she defiantly gathered the “conspirators” in her house as a means of rebellion.


Although Manuelita lived among nature for a few years and developed many practical skills, once she returned to the city of Quito with her mother it was decided that she would join a convent of nuns in Santa Catalina when she was seventeen years old.


Manuelita always proved to be a woman that lived a life without restraints and her rebellious character seemed to be the reason behind her decision to leave the convent. Even though women were not considered valued members of society during her time this did not stop Manuelitas drive for knowledge, including learning how to read and write. It is said that due to her acquired literacy knowledge she began an epistolary relationship with Fausto Delhuyar, who was a colonel in the King's army.



From this relationship a scandal formed that put Manuelita’s name in public debate, which resulted in a forced marriage. James Thorne was a 40 year old British man who was a friend of Manuelita’s father. After the ceremony in 1817, Manuelita and Thorne traveled to Lima where Sáenz's desire for independence only grew stronger. Letters from this time in their marriage have been found where the following was written to Thorne from Manuelita: “Leave me in peace my dear English lover. Let us pursue something different. For in heaven we will marry again, but not on earth.” Not long after this, the illicit romance between Manuela and Simon Bolivar, the liberator of the America’s, had become known.


Her stay in Lima only helped further her role in the fight for liberation. In 1820, she used her house as a space for the gatherings of independent parties and those who supported the Crown to share information. The rebellious presence of Sáenz is a key characteristic which speaks to her capacity as a spy. For her participation in the liberation of Peru and her negotiations with battalions in 1822 she is recognized as the "Caballeresa del Sol."

From here she returned to be with her father in Quito and to what we now know as Ecuador. She worked to gain independence for the city and was actively involved by helping the sick and donating food to soldiers.


Her romance with Bolívar did not stump her independence. She established herself as the only female heroine in the battle of Ayacucho, along with Antonio José de Sucre, because she was appointed as a member of the General Staff of the Liberation Army. This battle was the last known confrontation between the liberating group and the royalist faction in Latin American territories which made it highly significant.


When the New Constitution of independence was recognized, certain groups that supported Bolívar revolted. It was from this event that the legend of Manuela Sáenz was born. Once again as a heroine, they say that she was armed and dressed as a man on a horse. She entered to defend Bolívar against the insurgents, including many powerful generals. After the death of the liberator, Bolivar, she was banished to Peru. Manuelita continued to be accused of many things and her name slandered. From this, her work Torre de Babel was born as a protest against the accusations.


In 1835 she managed to return to Ecuador, but the then president Vicente Rocafuerte ruled that she should leave the country. She eventually made her way to Paita, a port located in Peru. Since she never received the promised money from her Catahuango Haciendo in Quito, she sustained herself on handicrafts that she made such as sweets, fabrics, and embroidery.


During her last years Manuelita was visited by great figures such as Simón Rodríguez, Hermann Melville and Guiseppe Garibaldi. At 60 years of age, in the year 1856, she contracted diphtheria and she died.


The importance that Manuelita Sáenz leaves forces us to rethink the history that we have been told about the fight for independence. In this heroic process, we not only had men who died for their country but women who, with the little they earned and with everything to lose, decided to enter the battlefield knowing that it would mean dishonor and a loss of dignity in an unforgivingly, sexist society. We must recognize her for everything she has done and more, strip away her identity as the woman behind the liberator, Bolivar, and honor her alone for the heroine she was, is and will always be.



 

SPANISH VERSION


Manuela Sáenz y Aizpuru o Sáenz de Thorne. Con cariño para los ecuatorianos y ecuatorianas que le decimos Manuelita, de padres españoles nació en la ciudad de Quito en el año 1797 y quien el futuro tomaría partido por los rebeldes de la independencia.

La vida familiar limitaba a Manuelita, su circunstancia la obligaba a elegir el “bando revolucionario” y en el año de 1809 los criollos, denominados aquellos sujetos nacidos en territorio americano con padres europeos o descendencia, se encontraban generando conspiraciones contra los hispanos y este momento de la historia marca la vida de Sáenz por tener la oportunidad de ver los prisioneros desde su casa y al mismo tiempo saber sobre Manuela Cañizares. Mujer de hazañas que la inspira por su valentía de reunir en su casa a los “conspiradores” de forma clandestina.


Aunque por unos años vivió en contacto con la naturaleza y desarrollo habilidades campestres al regresar a la ciudad de Quito con su madre, se decidió el internarla en un convento de monjas de Santa Catalina con diecisiete años de edad.


Manuelita siempre demostró ser una mujer encantada por la vida libre y su caracterización de rebeldía fueron los impulsores a que decida dejar el convento. Incluso por la coyuntura en la cual vivió, donde las mujeres no eran consideradas como sujetos importantes de la sociedad civil, no la limitó a seguir aprendiendo por lo cual también logró tener conocimientos de escrito y lectura. Se comenta que, por su conocimiento adquirido sobre las letras, inició una relación epistolar con Fausto Delhuyar quien fue coronel del ejército del Rey.


De esta relación tuvo una suerte de escándalo que puso su nombre en debate público, de esto resultó un matrimonio forzado con un hombre británico de cuarenta años que conocía a su padre por sus relaciones comerciales, se nombre fue James Thorne. Luego de las nupcias (1817 aprox.) viajaron a Lima y se fomenta el carácter independentista de Manuela Sáenz, en este momento de casada con Thorne, se han recolectado cartas que le dedicaba a su esposo británico del cual se cita lo siguiente: Déjeme usted en paz, mi querido inglés. Hagamos otra cosa. En el cielo nos volveremos a casar, pero en la tierra no”; la razón por la que había sido de conocimiento el romance ilícito que se mantenía entre Manuela y el libertador de América Simón Bolívar.


Su estadía en Lima hizo que su papel en las gestas libertadoras fuera más impactante, en 1820 prestaba su casa como espacio de fiestas para pasar información entre bandos independistas y aquellos que respaldaban a la Corona. La presencia rebelde de Sáenz es clave para la información que se logra obtener y difundir en su calidad de espía, al momento de la liberación de Perú en el año 1822 y su participación en negociaciones con batallones, se la condecora como “Caballeresa del Sol”.


De aquí aprovechó el acompañar a su padre en Quito y regresó a lo que ahora conocemos como Ecuador, su finalidad era entrar en los procesos de independencia en la ciudad y logró una participación activa como asistente de enfermos y donando víveres a los soldados, incluso si afición por llevar la información sensible del proceso que se vivía siguió siendo su mayor acto de valentía.


Su romance con Bolívar no la desató de sus actividades independentistas, se consagró como la única mujer heroína de la batalla en Ayacucho junto a Antonio José de Sucre por que fue nombrada como miembro de Estado Mayor del Ejército Libertador. La importancia de esta batalla es por se conoce como el último enfrentamiento entre el grupo libertador y la facción realista en territorios hispanoamericanos.


Cuando se reconoce la Nueva Constitución de la independencia, ciertos grupos afines al Libertador Bolívar se sublevaron y de este acontecimiento nace la leyenda de Manuela Sáenz, una vez más de heroína, diciéndose que vestida de hombre en un caballo y armada entró a defender a Bolívar de los insurgentes, entre ellos generales que no eran de su agrado. Tras la muerte del libertador de América fue desterrada a Perú, dicho que antes de su muerte seguían las calumnias hacia Manuelita, por parte de Santander y nace su obra Torre de Babel como protesta ante las acusaciones.


En 1835 logra volver al Ecuador, el entonces presidente Vicente Rocafuerte dictaminó que debía salir del país y llega a su lugar final de estadía, Paita un puerto ubicado en el Perú. Se cuenta que subsistía de artesanías elaboradas por ella misma como dulces, tejidos y bordados porque las rentas que poseía en Quito por su hacienda de Catahuango no eran enviadas.


Sus últimos años también se dedicó a diversas actividades de traducción, incluso seguía siendo visitada por grandes figuras como Simón Rodríguez, Hermann Melville y Guiseppe Garibaldi. Con 60 años de edad, en el año 1856, contrajo la enfermedad de difteria y muere.

La importancia que nos deja Manuelita Sáenz nos obliga a repensar la historia que se nos ha contado sobre la independencia. En este proceso heroico, no sólo tenemos a hombres que mueren por su patria sino a mujeres que con lo poco que ganas y con todas las de perder decidieron entrar en el campo de batalla y sabiendo que significaría la deshonra y la pérdida de la dignidad por parte de una sociedad naciente pero lastimosamente, machista. Su imagen debe ser reconocida aún más de lo que se ha hecho, limpiar la historia y despojarse de su identidad como la mujer atrás del libertador, sino darle su propio espacio como la heroína que fue, es y será.




 





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